enloquecido,
abofetea las ventanas
y la lluvia,
en multitud,
se abalanza sobre el cristal.
abofetea las ventanas
y la lluvia,
en multitud,
se abalanza sobre el cristal.
Los rayos,
rotos,
fotografían el horizonte
mientras fieros,
los truenos,
castigan a latigazos
la espalda de esta maldita ciudad.
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